Y en la misma plaza San Martín justo encima del anterior monumento me encuentro con el que para mí es la mejor escultura de la ciudad: el gomero. Un árbol centenario que es tan grande que sus ramas están apuntaladas para que no se caigan al suelo. Por cierto, si lo ves de cerca, en su tronco, se pueden apreciar unas formas que simulan patas de elefantes, ojos...sólo es cuestión de acercarse y hacer volar la imaginación.
Y después de bajarme del guindo y de comernos unos refuerzos (...bocatas...) de colita de cuadril nos encontramos con Carol. Ella que además de música es historiadora nos contó desde su mirada crítica lo que aconteció en esa guerra. Por otro lado, Darío, quien tiene un hermano gemelo que participó en los combates bélicos me contó cómo vivió él y su familia esos meses de incertidumbre.
Lo dicho, si no estoy en la parra estoy subida a otro árbol. La cuestión es no tocar con los pies en el suelo, aunque sea por un ratillo, que la realidad a veces es muy áspera y es conveniente ver las cosas con un poco de perspectiva (o como poner una foto sólo porque me gusta y soltar un rollo simplemente para justificar la elección...).
Estuvo de más!...Para que me entiendan los NO uruguayos...Genial! Como sabeis, me encanta pasear en bici así que ese día me pegué unos voltios, osea unas vueltas (a veces es difícil escribir y que me entendais a un lado y otro del charco...). Además tuve la suerte añadida de que el Paleta se apuntó a darle al pedal, así que aún mejor estuvo el paseo!
En mi segunda visita a Puerto Madero y su reserva ecológica no caía la noche, así que pude dejar a un lado mis reflexiones filantrópicas y me dediqué a disfrutar de mis sentidos! Lástima que los únicos pájaros que pude retratar fueron estos, los otros se escaparon del objetivo.
Y bueno, pusieron asfalto sobre la pobreza pero por suerte y por ahora no lo pudieron poner en la reserva ecológica! Eso si, si uno le da la espalda al Río de la Plata se encuentra con una vista esquizofrénica: la naturaleza autóctona versus los grandes y cosmopolitas rascacielos. La injusticia no entiende de fronteras.
Si, esto también es Puerto Madero. Lo que queda del comedor popular que el movimiento piquetero Manuel Castells inauguró cuando acá todavía había gente en la calle y en las casas que pasaba hambre. Ahora la gente sigue estando, sólo que los han trasladado para no hacer la pobreza visible. Porque lo pobre molesta y es antiestética.
